sábado, 28 de mayo de 2011

De Luther King a Malcom X

Los hechos de Plaza de Cataluña, Barcelona, ha supuesto la retirada del siguiente velo del poder, el siguiente paso de la performance tragicómica a la que asistimos y en la que nos encontramos. De ver las orejas, pasamos a los dientes -del lobo, digo. Desde los poderes públicos empiezan a lanzarse mensajes que deberán ser analizados a fondo. Un cargo público es un puesto de responsabilidad en la sociedad. No diré aquello de que los ceses deberían haber empezado, a causa de la falta de honestidad ni tampoco aquello de que deberían haber sido cesad@s, porque hay un exceso de cobardía.

La carga de los mossos no ha dejado indiferentes. Más allá del espectáculo violento que se puede apreciar en multitud de fotos y videos grabados por los asistentes, me quedo con las reacciones que ha suscitado en el ámbito político. Empezando por el mismo Felip Puig que en una rueda de prensa para explicar la actuación ha aludido a 2 razones para ella. Por un lado, en previsión de una celebración por parte de los barcelonistas intentar evitar que el campamento se convierta en un problema. No es comprensible esa actuación con 36 horas de antelación. Torpeza política. La segunda un supuesto problema de salud pública al que al ser requerido por la prensa que concretase, no ha sabido decir nada mejor que que el problema de salubridad era o evidente u obvio. Ya no un informe de sanidad sino ni una sola explicación. Al instante han visto la luz nuevos problemas de salud allí donde hay acampadas. Especialmente preocupante en Madrid donde desde el gobierno regional hemos leído mensajes donde se tachaba la acampada de favela o chabola. Los inspectores de sanidad del Ayuntamiento de Madrid han realizado informes. Nada que ver con el punto de vista del gabinete de Aguirre.

Hasta ahora la aparición de Puig deja el escenario de un conceller sobrepasado. Lo que considero como un auténtico peligro ha llegado cuando ha intentado justificar la actuación de los mossos. Se ha referido a la actitud de las personas congregadas criticando su resistencia y ha tachado a ésta de violenta. En ese juego de palabras incendiario ha dejado claro que la resistencia activa si entorpece la actuación de la autoridad pública es, y suponemos que lo será, entendida como violencia. Y será respondida con violencia. Habra una investigación interna sobre lo ocurrido y responderá entonces ante el Parlament. El defensor del pueblo catalán ha sido mas raudo y asegura la violación de la normativa vigente. Para eliminar sospechas sería necesario, en un ejercicio de respeto a la ciudadanía, un análisis toxicológico independiente. No son pocas las voces que acusan a los agentes de actuar bajo los efectos de sustancias ilegales. Hay una multitud de cargos públicos acostumbrados a no cumplir las normas.

En un ejercicio claro de posicionamiento la Concejala de Seguridad de Murcia, Nuria Fuentes se ha sumado a la opción Puig de salubridad como motivo de desalojo. Oportunismo sin mas, pero entonces saltó la liebre y la loba se quitó la máscara: Los derechos de una persona y el poder expresarse no puede ser por un tiempo ilimitado dijo en Punto Radio Murcia. Esperamos con impaciencia que Fuentes inicie el acotamiento.

Un amigo hace un rato me comentaba que ante tal panorama ya solo falta saber cuando pasaremos del punto M.L.King al de Malcom X haciendo referencia en el símil al momento en el que la resistencia no violenta se cambie por violencia como defensa. Cuando este pensamiento cale en la mayoría de una ciudadanía declarada fervientemente pacifista no diré que correrá la sangre, pues ya lo ha hecho, pero cuando la población se encuentre limitada en sus derechos por quienes justifican la violencia oficial ante su resistencia pacifista no servirá la contención. Solo nos quedará recordar que la violencia engendra violencia. Ojalá no ocurra. Es peligroso tener razón cuando los que gobiernan están equivocados, Voltaire dixit.

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