El pasmoso encuentro abracadabrante

Ayer sábado mientras paseaba por populoso paseo marítimo junto al can que acompaña nuestra vida tuve el disgusto de encontrarme en una de esas situaciones opuestas al genuino en el sitio justo y en el momento justo. Mal sitio, mal momento. Me crucé con la pareja incorrecta.
¿Es suyo el perro? ¿Sabe que tiene que llevarlo atado? ¿Me enseña la documentación? Mala combinación.
Sí, es mío. No, no lo sabía. La documentación.
Traté de hacer que el requerimiento fuese recíproco, le animé a que me dijese el lugar donde podía tener suelto a una perra. No lo sabía, en ningún lado... ...y comenzó, como diría D. Miguel, la grotesquez.
Entre la falta valida de expresión entendí que ellos habían sido enviados allí, sábado, para levantar acta de aquell@s ciudadan@s que llevasen perros sin correa, para nada más.Y eso fue lo que hizo.
He ahí mi situación incorrecta. Podía haber sido un mantero o una mantera metros más allá junto a sus hijos, e incluso un camello de poca monta, pero no era ni el día del mantero ni el del camello de hachís. Era el día del perro sin correa. Hay miles de perros abandonados, maltratados o dueños que no recogen las deposiciones a porrillo nunca vistos como denunciados. Era el día del perro sin correa. Procedió a levantar el acta entre temblores en la mano, bien por falta de costumbre en la escritura bien por falta de convicción, entre tanto saludaron a unos compañeros que iban en un 4x4.
Sacó su acta, luego sacó otra y finalmente un papel de calco -efectivamente habrá personas que no sepan que es un papel de carbón o de calco- y dos clips para sujetar las tres hojas. No salía de mi asombro. Clip fuera, papel al aire, policía local a la carrera.
Nombre, dirección, DNI... ...mientras familias enteras paseaban y pasaban junto a nosotros y la curiosidad podía más y entonces miraban, pasaban y giraban su cabeza para no perder detalle. A alguno, a alguna le adivine cara de incredulidad, a otros de acusación, adiviné mi cara de pardillo por estar donde no debía cuando no debía y una boina negra vino a mi y entonces vi pasar a Paco Martínez Soria, a Pepe Isbert, a Landa poniendo cara de !ves lo que pasa¡ a López Vázquez hacerme una mueca y en un momento me retrotraje a la oficina de mi abuelo !a mi infancia¡ al sonido de las máquina de escribir: teclas como ametralladoras, palanca y carro de retorno. Recordé las academias en las que aprendíamos a teclear, las lecciones, el abecedario !tiempo¡ ¿cuántas pulsaciones? pero sobretodo a la oficina de mi abuelo y al papel de calcar que allí abundaba porque entonces no existía ni el Pc ni los correos electrónicos ni la impresora ni nada digital sino la Lexicon 80 o la Lettera 32 y la Linea 98 que llegó más tarde y parecía tan moderna, maquinas que también eran digitales pero de otro modo. Fue entonces cuando tomé conciencia de mi situación, recordé su barba, las gafas y agradecí al maestro Berlanga el haberme ayudado a darme cuenta de ello. Busqué hombres plantados, guardias en barca con megáfono o al alcalde en disculpa pero no los hallé; los únicos negros eran manteros, oía el sonido del mar, la muchedumbre. Y un amigo intentando huir con su perro para no caer en la trampa. Estás en España y aunque el siglo xxi ya no es nuevo hay cosas que no cambian.
¿Firma? No. Manos temblorosas nos devuelven el acta de denuncia:
23011 Conducir perros sin correa (O.M. art. 35.3.25 Leve)
Los agentes nºx y nºy El denunciado Se niga, recibe copia. Cosas de nigados.
Nada dijeron de la Ley 11/2003 de animales de compañía ni de los lugares de esparcimiento a los que tienen derecho en los parques públicos por ley y que no existen, al menos en la Málaga actual, ni existen ni se les espera. Dijeron que esto iba a medioambiente y que nos enviarán una carta. No sabemos a cuanto asciende la multa. Te denunciamos pero no sabemos nada. Sólo estamos aquí para levantar acta.
Se acabó la magia mientras subía al 4x4 esta policía local malagueña y desaparecía mientras perros y perras continuaban disfrutando del paseo. Antonio Altarriba en mi recuerdo.
Por cierto la denuncia puede acabar, según la normativa municipal que los agentes no fueron capaces de concretar, en una sanción que puede ascender desde 75 hasta 500€.