lunes, 31 de enero de 2011

La promesa de la locura

Del puedo prometer y prometo del expresidente Suarez hasta nuestro días han pasado tres décadas. ¿Cuánto vale una promesa en nuestros días?

Rajoy promete que los más débiles no pagarán los sacrificios, reducir el paro con un nuevo contrato laboral o acabar  con el canon digital, amén de ayuda espiritual a los deportados cubanos. Tiene para todos, hace incluso de pontífice, que por cierto promete entregar a los curas pederastas a la justicia. Yo en cambio pensaba que era una obligación, él puede prometer. La ayuda divina es poderosa.

Quien mas promesas ofrece a día de hoy parece ser Mubarak, ninguna calma la ira de su pueblo. Sólo esperan que se vaya, nada más. Sus promesas, a día de hoy, no valen nada.

No puedo evitar pensar que querrá decir Rajoy con que los más débiles no pagarán los sacrificios. ¿no lo han hecho ya? La política de liberalización de suelo de hace una década convirtió la construcción en un filón de oro. Trabajo, grandes sueldos, grandes ganancias. Luego llegó la búrbuja inmobiliaria, las hipotecas basura, los activos tóxicos, los agujeros en los bancos.  Ahora la falta de liquidez y la privatización de las cajas de ahorro o la reconversión en bancos, tanto monta monta tanto. Cuando muchas de las cajas de ahorro se conviertan en bancos, entre ellas La Caixa y está por ver si Caja Madrid, las 2 grandes cajas de España dejarán de tener una obligación básica: su obra social.

La inversión en obra social no existirá. Un gran ahorro para la entidad: hasta el 50% de los beneficios netos. Otro filón para los inversores. La aportación de capital privado va a reportar una oportunidad única de entrar en el negocio de la banca en España. Para quien disponga de liquidez, claro. Un gran problema para, donde antes hubiese una caja y ahora haiga un banco. La obra social se encarga de invertir en asistencia social, sanidad, educación, investigación o en el patrimonio histórico, artístico y natural. Pronto asistiremos a la merma.

El catarí Abdullah ben Nasser Al Thani, propietario del Málaga C.F. quiere continuar con el proyecto de construcción de un nuevo estadio para la ciudad, pese a que ya no era necesario. Hace menos de 10 años que se reformó el actual. Promete un flamante estadio con capacidad para 65.000 espectadores y con un coste de doscientos millones de euros que junto con un centro de ocio alcanzaría un coste total de unos cuatrocientos millones de euros. Una locura. Es un jeque rico y poderoso. El nuevo lema del trabajo en España es trabaja más, cobra menos. Tanto para tu oficio como para tu pensión. En Doha, ciudad natal de Al Thani,  los rascacielos son construidos por emigrantes asiáticos que trabajan más que nosotros y ganan menos. El jeque es un hombre de futuro.

Esperar que la promesa se cumpla es cuando menos hacer un ejercicio de locura. Puede acabar en desesperación. Si yo fuera deportado cubano tendría la mosca detrás de la oreja no vaya a ser que la ayuda espiritual sea ayuda vaticana. No hay mucho más que decir.

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