Buscar la salida es buscar la respuesta. No es difícil imaginar la relación entre la sorprendente criatura que es el moho del fango (que realmente es la ameba Dictyostelium discoideum) y la ciudadanía indignada. Buscar las salidas al laberinto como sociedad es buscar las soluciones a la encrucijada actual ¿qué hacer? ¿cómo? Un esfuerzo de índole creativo y catártico, el fin último, dirigir nuestros fuerzas a la creación de un futuro posible. No desperdiciar energías con aquello que es imposible que nos alimente. No hay soluciones del pasado sino creadas para el futuro. Superando el miedo al vacío, ese vértigo mareante.
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Imagén The healing labyrinth path |
El recorrido laberíntico que liberará horizonte del futuro es colosal. Nada mas gratificante y atractivo. Leía sobre el moho del fango que su velocidad era tal que resultaría insoportablemente lenta a los caracoles. No será rápido ni fácil. La baja capacidad auditiva que muestra el poder o los desequilibrios en aumento nos muestran un problema de oído interno capaz de afectar a todo el sistema a través de ramificaciones. De nuevo laberinto. El mismísimo devorador de personas se encuentra en él.
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Imagen vía Disgresión |
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Imagen vía Disgresión |
Ese lugar formado artificiosamente por calles y encrucijadas, para confundir a quien se adentre en él, de modo que no pueda acertar con la salida no es otro que el formado por las estructuras del sistema. La estructura de Dédalo. Su función es la de dificultar la búsqueda de la salida hasta que lleguemos a pensar que no la hay o nos demos por vencidos. Trabajando en conjunto se trata únicamente de tiempo. Si un organismo tan simple y lento puede capazmente encontrar la solución al laberinto no hay razón por la cual no esté en nuestra mano la arribada teseica. Sin mareos, sin vértigos.
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