viernes, 24 de junio de 2011

Dentro del laberinto

Laberinto es un término que últimamente me está resultando de lo mas atractivo. Resume descriptivamente la realidad. Y no solo porque el mundo actual sea cosa confusa y enredada, que lo es, siempre han tratado de hacerlo, sino que además hoy lo es mas, por cuanto el oscuro poder económico vive formando complejísimas estructuras laberínticas.

Aún recuerdo mi sorpresa cuando vi por televisión hace años una espuma blanca. Un ente con vida al que se le atribuía la capacidad de conciencia e inteligencia. Unión de miles de individuos que viven aislados y que crean un ser de entidad mucho mayor a ellos en tiempos favorables y cuando el entorno se vuelve desfavorable vuelven a su individualidad. Ese ser posee características propias que le diferencia de sus individuos. Situado ante el reto de encontrar comida frente a la entrada de un laberinto en cuya salida se hallaba el alimento, esa espuma fue capaz de recorrerlo y encontrar la salida y su premio. No tiene cerebro, no tiene sistema nervioso ni ninguno de sus ínfimos individuos ejerce el liderazgo. Es fruto de una inteligencia emergente. Puro instinto de supervivencia.


Buscar la salida es buscar la respuesta. No es difícil imaginar la relación entre la sorprendente criatura que es el moho del fango (que realmente es la ameba Dictyostelium discoideum) y la ciudadanía indignada. Buscar las salidas al laberinto como sociedad es buscar las soluciones a la encrucijada actual ¿qué hacer? ¿cómo? Un esfuerzo de índole creativo y catártico, el fin último, dirigir nuestros fuerzas a la creación de un futuro posible. No desperdiciar energías con aquello que es imposible que nos alimente. No hay soluciones del pasado sino creadas para el futuro. Superando el miedo al vacío, ese vértigo mareante.

Imagén The healing labyrinth path

El recorrido laberíntico que liberará horizonte del futuro es colosal. Nada mas gratificante y atractivo. Leía sobre el moho del fango que su velocidad era tal que resultaría insoportablemente lenta a los caracoles. No será rápido ni fácil. La baja capacidad auditiva que muestra el poder o los desequilibrios en aumento nos muestran un problema de oído interno capaz de afectar a todo el sistema a través de ramificaciones. De nuevo laberinto. El mismísimo devorador de personas se encuentra en él.

Imagen  vía   Disgresión
Imagen  vía   Disgresión











Ese lugar formado artificiosamente por calles y encrucijadas, para confundir a quien se adentre en él, de modo que no pueda acertar con la salida no es otro que el formado por las estructuras del sistema. La estructura de Dédalo. Su función es la de dificultar la búsqueda de la salida hasta que lleguemos a pensar que no la hay o nos demos por vencidos. Trabajando en conjunto se trata únicamente de tiempo. Si un organismo tan simple y lento puede capazmente encontrar la solución al laberinto no hay razón por la cual no esté en nuestra mano la arribada teseica. Sin mareos, sin vértigos.


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