miércoles, 15 de junio de 2011

Una violencia sui generis

Esperanza Aguirre ha tachado a la ciudadanía que se manifiesta por las calles y plazas y que han agrupado bajo el concepto de movimiento 15M de germen de totalitarismos. Una persona cercana me decía que eso viniendo de ella resultaba casi un halago. No le falta razón a Aguirre, en épocas históricas de grandes crisis sociales suele haber políticos y gobiernos decadentes, en los que la corrupción campa a sus anchas y la injusticia es el pan de cada día. Suele ser el germen de movimientos que pueden acabar en totalitarismos. Fundamental por tanto ser radicales en el ejercicio de la no violencia.

Llegados a este punto de decadencia en el que gobiernos como del presidente Zapatero, la misma Aguirre o Camps, que forman un mismo frente como clase política, con el poder judicial bajo su mandato y la mordaza sobre los medios de comunicación de forma efectiva, las manifestaciones  de este orden de cosas puede ser observado a diario. El hijo de Ruiz Gallardón publica en la sección de política del diario El País su opinión sobre el caso de la cacerolada contra su padre por la polémica de la celebración del orgullo gay en Plaza Chueca. El hijo del alcalde reincide en la crítica de Esperanza Aguirre, lo relaciona directamente con el 15m y avisa que lo que "empezó como algo noble se está transformando en una fuente de radicalismo y violencia" Se pregunta gallardín si tener miedo de salir de casa no es acaso violencia. Él acusa: Al grito de !no nos representan¡ lanzan piedras contra quienes la !democracia¡ ha elegido. Me pregunto sobre la legitimidad de las palabras del hijo del alcalde y en qué circunstancias son publicadas en El País. Dan la razón a las voces que tachan no ya de clase a los políticos si no de casta.

A 4 días vista de las marchas del 19 de junio las relaciones que están siendo establecidas entre estas y cualquier acción susceptible de ser tachada de violenta por parte de la clase política y los medios de comunicación son aprovechadas para hacer propaganda en contra, en una muestra mas de la crisis de valores de la que habla el hijo del alcalde. En el caso Anonymous, donde el discurso de la policía ha rayado lo berlanguiano, hilarante si no fuera por el hecho grave del tratamiento informativo en medios de comunicación que sin contraste alguno caen en la reproducción de la terminología usada por la policía para casos de bandas criminales y terroristas. No es un caso aislado.

Fuente Kiosco.net

El diario La Razón publica hoy día 15 de junio en portada la foto de lo que llama el asalto a Gallardón. Titula "Orgullo borroko; estableciendo un nexo entre la celebración del orgullo gay y la kale borroka. Otra nueva reincidencia para tildar de ejemplo del totalitarismo de los radicales que actúan en impunidad. Por último conduce el periódico su discurso a la conexión con los hechos que ocurren en estos momentos ante el Parlamento de Cataluña. El uso de las palabras de Aguirre o de la Razón quizá no tuviesen tanta importancia si no tratasen tan a la ligera la palabra totalitarismo después de la que se ha montado con el diccionario de la Real Academia de Historia. Igual ocurre con gallardín. Eso recibe el nombre de cinismo.

Si que alguien te haga tener miedo es violencia, ésta campa a sus anchas. El término violencia o violentar remite a violenta/o, cuyas ocho acepciones pueden ser interpretadas de modo muy amplio. Así las palabras de Aguirre o esta portada de La Razón entran dentro de la definición de violentas por ser falsas y estar torcidas. Incluso Aguirre es radical si nos atenemos a la interpretación de su acepción. Violencia por tanto hubo en Almoradí y además fue violencia religiosa. La violencia del sistema es tolerada.

Lo sorprendente es esta ruptura del concepto de violencia como acto violento y relacionado habitualmente a la agresión física o verbal. La adaptación del término llega de la mano de quienes mas saben abusar de las interpretaciones y las ambivalencias retóricas. Por ahora se sigue permitiendo no solo la violencia policial, llamada fuerza, sino también el no cumplir las leyes por parte de quien ha jurado hacerlo, así lo dice Esperanza Aguirre y así lo hace ella misma y sus colegas. El cinismo es marca de la casa. Los antidisturbios siguen sin llevar sus identificaciones obligatorias y golpean a ciudadanos que no ejercen violencia. Las pruebas están por doquier, solo falta que la fiscalía se decida a actuar. Mucho me temo que no será así. La prensa no ha hecho hincapié en esta falta. Las razones deberían explicarla por sí mismos, pero están perdiendo parte de sus funciones y están siendo sobrepasados por la ciudadanía a través de las redes sociales.


Foto @tirorere
Foto @tirorere
Si la definición de violencia de Aguirre y gallardín es la que va a imperar a partir de ahora, la ciudadanía tiene vía libre para usarla a su antojo pues lleva años sufriéndola, padeciéndola y la clase política aplicándola. Un grave problema surgirá cuando como piden Bono, Puig, Rajoy y otros se use la fuerza contra la ciudadanía. La violencia no va a solucionar ninguno de los problemas actuales. El activismo pacifista ha demostrado ser el mas eficiente y el que mas respaldos recibe, es por tanto la mejor arma, pero la responsabilidad que tan implacablemente desean caiga sobre la ciudadanía violenta debe caer también sobre los representantes. Eso no ocurre y por eso los ciudadanos sienten que el sistema está falseado. Y por eso están en la calle.

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