domingo, 5 de junio de 2011

Un franco engaño

No doy crédito a los argumentos que el historiador y académico de la historia Luis Suárez ha puesto sobre el debate público. Ni hablar de lo escrito. Sirva como ejemplo de lo que es entendido como responsabilidad social.

La España de hoy es un extraño conglomerado: hay quien experimentó guerras, hay viejos sabios de raigambre franquista o exiliados, y jóvenes y no tan jóvenes entusiastas -según palabras del escritor Eduardo Galeano- por debajo de la cincuentena que no participaron del último cambio político. Entre estos últimos hay incluso quien ha nacido en tiempos de democracia, incluso de Unión Europea, que no entiende de lazos con un pasado que es tratado por el discurso oficial como tal.

No es fácil comprender para estas personas que el sistema político actual es una modificación per se del anterior. No fue la voluntad popular quien cambio el sistema sino que fue una ley del propio régimen fascista la que posibilitó el cambio. Este tipo de detalles y otros muchos aún resuenan en la España del siglo XXI. Entre estos detalles se encuentra Luis Suarez quien como herencia ha querido dejar una visión histórica del franquismo desde el punto de vista del que fuera hombre del régimen. Más de 35 años después no se entiende esta salida de tono, salvo en el crecimiento de la ultraderecha.

La intención del académico ha sido la de dejar una visión suavizadora, evitando incluir al gallego dentro del club de tiranos del siglo XX europeo. Nos ha querido decir que Franco no era como Hitler, ni como Stalin, Mussolini o Ceaucescu. Franco no fue un monstruo de las ideologías, no llegó a ser totalitario, sólo autoritario. Y no fue un dictador porque el no se definió como tal. Negrín en cambio fue quasi dictador Argumentos de palabras envenenadas en un documento enciclopédico pensado para perdurar.








Sin entrar en discusiones terminológicas debemos como sociedad poner en conocimiento de las generaciones que ven esa época como pasado que, sea como fuere, Franco se levantó en armas contra la una república democrática y fue partícipe fundamental de una guerra civil que devastó el país. Tras la victoria mantuvo una situación de terror y odio ideológico con campos de concentración, trabajos forzados, fusilamientos masivos de los que aún quedan fosas comunes... y mas allá, aún mantengo en el recuerdo el relato de un carabinero del ejército de la República Española quien cuando quiso comprar su primer automóvil no pudo hacerlo, lo tenía prohibido por haber servido como soldado en el ejercito rojo. Ya no corrían los duros años 40 ni los 50. El verano del amor estaba ya cerca.

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