jueves, 26 de mayo de 2011

Discurso apropiado

Hay una gran preocupación sobre como transmitir ideas a la sociedad. Sociedad que por otro lado está tan acostumbrada a oír mentiras que nada o casi nada de lo que llega le inspira confianza, por eso cuando algo parece calar en el imaginario colectivo allí  acuden como moscas desesperadas.

No está siendo fácil para las acampadas surgidas tras el 15M poder trasmitir sus mensajes. En primer lugar porque luchan contra un sistema mediático al que no interesan los fondos sino los titulares que llamen la atención, y salvo la multitud fuera de la ley o la violencia nada resulta los suficientemente impactante para ellos. De segundo plato están realizando un ejercicio de difuminado del mensaje en un esfuerzo de desinformación general, focalizando el interés en cuestiones banales relacionadas con las propias acampadas que deforman la imagen cara a la opinión pública reforzando un discurso negativo.

Por otro lado el mensaje en si mismo no es otro que el de la acción. Así rezaba uno de los eslóganes que fructiferaron antes del 15M: No propongas, haz. Es difícil vender que lo que se pide es la movilización en si. Acostumbrados al pragmatismo mas elevado la sociedad se pregunta ¿para que? ¿qué es lo que se pide? La Spanish Revolution responde mas a una actitud ante el presente y el futuro que a un resumen de ideas que haya que explicar como decálogo. He aquí que esté resultando tan complicado poder llegar a un acuerdo de mínimos que presentar. Puede parecer exagerado pero hay escasas cosas por las que no quejarse en una sociedad que vaga a impulsos marcados por intereses privados muy concretos ajenos a las necesidades generales. Entre tanta diversidad de problemas pensar en un fin para la movilización, en un final, presupone un error. Es por tanto que 15M no se representa tanto en un decálogo o en 3 puntos básicos sino en uno: actitud. Actitud personal como ciudadan@ ante los problemas a los que nos estamos enfrentando y nos enfrentaremos en el futuro.

Esta compleja diversidad está siendo aprovechada para fines completamente opuestos. Las palabras indignado, indignación, protestar, levantarse o regeneración aparecen ya en discursos junto a soluciones concretas ya propuestas y que tienen fecha de caducidad en las próximas elecciones generales.
Probablemente debamos empezar a darnos cuenta de que esto va a ser la norma. Y que únicamente con esa actitud de desencanto, de descreimiento podremos salir adelante.

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